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Daniela perdió su útero, la confianza de su mamá y la posibilidad de ser madre. Por este motivo, lo llama impedimento al hijo que llevó en su vientre por dos meses.

 

Se muerde los labios, su palma recorre todo su rostro, fija la mirada en la manijas de un reloj de pared. Son las 10h55. Es viernes 23 de mayo, ella una chica de 21 años, cabello largo, ojos verdes y nariz respingada. Tiene miedo.

 

Sentada en la sala de espera de la Cruz Roja Ecuatoriana, suena de fondo, la canción de Alejandra Guzmán ‘Yo te esperaba’. Son las 11h35 Daniela S. estudia Recursos Humanos en la Universidad Central. Tiene clases a las 12h15 y el resultado aún no está listo. Han pasado 45 minutos desde su llegada. Debe esperar una hora para saber si la prueba de embarazo es positiva o negativa.

 

 

 

TRES

MISOPROSTOL BASTAN PARA DEJAR DE LATIR

 

Alexandra Montero

Periodista

Es la hora más larga de su vida. La canción va terminando y a lo lejos escucha su nombre: Señorita Daniela S. tenga por favor. Su corazón se acelera y sus manos temblorosas se acercan lentamente al sobre blanco que decide su futuro.

Regresa al puesto donde estaba sentada y recogiéndose el cabello, abre el sobre lee: Análisis Beta HCG en sangre (Cualitativa): Positivo.

 

Desde aquel momento siente que ya nada importa: sus clases, sus faltas, pasar el semestre, todo queda de lado. Lo único que piensa es terminar con el “impedimento”, como ella le llama.

Escribe rápidamente a su mejor amiga Andrea C. Tenían todo listo, su plan es inventarse un proyecto el cual duraría todo el fin de semana. No era la primera vez que inventan proyectos juntas para tomar decisiones que cambiarían su vida.

 

Daniela Misoprostol y algunas hierbas que le vendieron en el mercado de Santa Clara para abortar. Cuenta que todo marcha bien hasta el fin de semana, cuando sufrió múltiples malestares que presenta una mujer al abortar.

 

Al pasar el fin de semana, Daniela regresa a su casa. Luego de unos días, empieza a tener fuertes dolores en su vientre. Cada día que pasa se intensifican más. Un mes duraron estos padecimientos hasta que empezaron las hemorragias. No tuvo otra alternativa que contarle a su madre. Al llegar a la clínica, le diagnosticaron desprendimiento de útero.

 

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